UN REFLEJO, UN MAL SUEÑO...
LO PEOR DE MI MISMO.
Preso de mi propia mirada, preso de mis propias pupilas.
Vivo bajo un cielo cubierto de nubes negras.
Bajo árboles que me susurran mi destino amargo.
Día tras día me pregunto: ¿Cómo salir de este bucle lleno de ambiciones?
Pero llegaste tú, y mis ojos se convirtieron en dos luciérnagas.
De ese agua negra brotaron estrellas.
Y ahora los árboles me gritaban la fortuna de tenerte.
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